El Papa en las meditaciones del Vía Crucis: “Hemos construido un mundo de cálculos, algoritmos, frías lógicas e intereses implacables. Invoquemos el don de la conversión del corazón”

El Papa en las meditaciones del Vía Crucis: “Hemos construido un mundo de cálculos, algoritmos, frías lógicas e intereses implacables. Invoquemos el don de la conversión del corazón”

(Ciudad del Vaticano, 18 Abr. 2025). “La vía del Calvario pasa por nuestras calles de todos los días. Nosotros, Señor, por lo general vamos en dirección opuesta a la tuya. Precisamente de ese modo puede ocurrir que nos encontremos con tu rostro, que nos crucemos con tu mirada. Nosotros avanzamos como siempre y tú vienes hacia nosotros. Tus ojos nos leen el corazón. Entonces dudamos si continuar como si nada hubiera sucedido. Podemos darnos la vuelta, mirarte, seguirte. Podemos identificarnos con tu camino e intuir que es mejor cambiar de dirección”, escribió el Papa Francisco en las meditaciones para el Vía Crucis de este Viernes Santo en el Coliseo de Roma, celebración que fue presidida por su delegado, el Cardenal Baldassare Reina, Vicario General para la Diócesis de Roma.

“El Vía Crucis es la oración del que se mueve; interrumpe nuestros recorridos habituales, para que del cansancio vayamos hacia la alegría. Es verdad, el camino de Jesús nos cuesta; en este mundo que calcula todo, la gratuidad tiene un alto precio. Pero en el don todo vuelve a florecer: una ciudad dividida en facciones y lacerada por los conflictos se encamina hacia la reconciliación; una religiosidad árida redescubre la fecundidad de las promesas de Dios; incluso un corazón de piedra puede convertirse en un corazón de carne. Sólo es necesario escuchar la invitación: «¡Ven! ¡Sígueme!». Y confiar en esa mirada de amor”, indica el Papa, quien observa que “también la vía de la cruz ha sido trazada de manera profunda en la tierra; los grandes se apartan de ella, quisieran tocar el cielo”, pero “el cielo está aquí, ha descendido, es posible encontrarlo aun cayendo, aun permaneciendo en el suelo”.

“Los constructores de Babel nos dicen que no es posible equivocarse y que el que cae está perdido; es la obra del infierno. La economía de Dios, por el contrario, no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra”, recuerda Francisco, quien señala que “hemos construido un mundo” de “cálculos y algoritmos, de frías lógicas e intereses implacables”.

“La ley de tu casa, economía divina, es otra, Señor. Volvernos a ti, que caes y te levantas, es un cambio de ruta y un cambio de paso. Conversión que devuelve alegría y nos lleva a casa”, recalca el Papa, quien concluye: “Hemos recorrido la vía de la Cruz; nos hemos dirigido al amor del que nada podrá separarnos. Ahora, mientras el Rey duerme y un gran silencio cubre toda la tierra, haciendo nuestras las palabras de san Francisco invoquemos el don de la conversión del corazón”.

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