El Papa a las Fuerzas Armadas: “Vigilen contra la tentación de cultivar un espíritu de guerra y no se dejen seducir por el mito de la fuerza. Construir una nueva época de paz, de justicia y de fraternidad”
(Ciudad del Vaticano, 9 Feb. 2025). “Cuando el Señor sube a la barca de nuestra vida para llevarnos la buena noticia del amor de Dios que siempre nos acompaña y nos sostiene, entonces la vida vuelve a empezar, la esperanza renace, el entusiasmo perdido regresa y podemos echar las redes al mar nuevamente”, resaltó el Papa Francisco en su homilía durante la Santa Misa que presidió esta mañana en la Plaza de San Pedro, con ocasión del Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad.
“Hermanos y hermanas, esta palabra de esperanza nos acompaña hoy, mientras celebramos el Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad, a quienes agradezco su servicio, saludando a todas las autoridades presentes, a las asociaciones y a las academias militares, como también a los Obispos castrenses y a los capellanes. A ustedes se les confía una gran misión, que abarca múltiples dimensiones de la vida social y política: la defensa de nuestros países, el compromiso por la seguridad, la custodia de la legalidad y la justicia, la presencia en las penitenciarías, la lucha contra la criminalidad y las diferentes formas de violencia que amenazan con alterar la paz social”, destacó el Papa, quien también recordó “a cuantos ofrecen su importante servicio en las catástrofes naturales, por el cuidado de la creación, por el rescate de las vidas en el mar, por los más frágiles, por la promoción de la paz”.
“La manera en la que ustedes están presentes en nuestras ciudades y en nuestros barrios, el estar siempre de parte de la legalidad y de parte de los más débiles es para todos nosotros una lección. Esto nos enseña que el bien puede vencer a pesar de todo; nos enseña que la justicia, la lealtad y la pasión civil hoy siguen siendo valores necesarios; nos enseña que podemos crear un mundo más humano, más justo y más fraterno, a pesar de las fuerzas contrarias del mal”, subrayó Francisco, quien agregó que “en esta tarea, que abarca toda la vida, también están acompañados de los capellanes”, que “no prestan su servicio, como a veces ha pasado tristemente en la historia, para bendecir perversas acciones de guerra”.
“Queridos hermanos y hermanas, les agradecemos cuanto hacen, en ocasiones arriesgando sus propias vidas. Gracias porque, subiendo sobre nuestras barcas en peligro, nos ofrecen su protección y nos alientan a seguir nuestra travesía. Pero también quisiera exhortarlos a no perder de vista el fin de su servicio y de sus acciones: promover la vida, salvar la vida, defender la vida siempre. Les pido, por favor, que vigilen. Vigilen contra la tentación de cultivar un espíritu de guerra; vigilen para no ser seducidos por el mito de la fuerza y el ruido de las armas; vigilen para no contaminarse nunca por el veneno de la propaganda del odio, que divide el mundo en amigos a los que defender y enemigos a los que combatir. Sean, en cambio, testigos valientes del amor de Dios Padre, que quiere que seamos todos hermanos. Y, juntos, caminemos para construir una nueva época de paz, de justicia y de fraternidad”, concluyó el Papa.