El Papa: “No hablar con ‘palabras al viento’ sino con hechos concretos. Escuchar más de lo que hablamos”

El Papa: “No hablar con ‘palabras al viento’ sino con hechos concretos. Escuchar más de lo que hablamos”

(Ciudad del Vaticano, 29 Ene. 2025). “Hoy seguiremos contemplando a Jesús en el misterio de sus orígenes, narrado por los Evangelios de la infancia. Mientras que Lucas nos lo muestra desde la perspectiva de la madre, la Virgen María, Mateo, en cambio, se sitúa en la perspectiva de José, el hombre que asume la paternidad legal de Jesús, injertándolo en el tronco de Jesé y vinculándolo a la promesa hecha a David. Jesús, en efecto, es la esperanza de Israel que se cumple: es el descendiente prometido a David, que hace que su casa sea «bendita para siempre»; es el brote que nace del tronco de Jesé, el «vástago legítimo» destinado a reinar como verdadero rey, que sabe ejercer el derecho y la justicia”, explicó el Papa Francisco durante la audiencia general de esta mañana.

“Mateo define a José como un hombre «justo», un hombre que vive según la Ley del Señor, que se inspira en ella en todas las ocasiones de su vida. Por tanto, siguiendo la Palabra de Dios, José actúa ponderadamente: no se deja vencer por sentimientos instintivos ni teme llevarse a María con él, sino que prefiere dejarse guiar por la sabiduría divina. Opta por separarse de María sin clamores, es decir, en privado. Y esta sabiduría de José le permite no equivocarse y hacerse abierto y dócil a la voz del Señor”, resaltó el Papa, quien agregó que, “de este modo, José de Nazaret nos recuerda a otro José, hijo de Jacob, apodado «señor de los sueños», tan amado por su padre y tan odiado por sus hermanos, a quien Dios elevó sentándolo en la corte del faraón”.

“Ahora bien, ¿qué sueña José de Nazaret? Sueña con el milagro que Dios realiza en la vida de María, y también con el milagro que realiza en su propia vida: asumir una paternidad capaz de custodiar, proteger y transmitir una herencia material y espiritual. El vientre de su esposa está grávido de la promesa de Dios, una promesa que lleva un nombre con el que se da a todos la certeza de la salvación. Durante su sueño, José oye estas palabras: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Ante esta revelación, José no pide más pruebas, se fía”, recordó Francisco, subrayando que “José confía en Dios, acepta el sueño de Dios sobre su vida y la de su prometida”, y “así entra en la gracia de quien sabe vivir la promesa divina con fe, esperanza y amor”.

“José, en todo esto, no profiere palabra alguna, sino que cree, espera y ama. No habla con «palabras al viento», sino con hechos concretos. Él pertenece a la estirpe de los que, según el apóstol Santiago, «ponen en práctica la Palabra», traduciéndola en hechos, en carne, en vida. José confía en Dios y obedece”, recalcó el Papa. “Hermanas, hermanos, pidamos también al Señor la gracia de escuchar más de lo que hablamos, la gracia de soñar los sueños de Dios y de acoger responsablemente a Cristo que, desde el momento de nuestro bautismo, vive y crece en nuestras vidas”, concluyó Francisco.

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