El Papa: “Despertemos en nosotros el recuerdo agradecido hacia nuestros antepasados. Y demos gracias a Dios que a través de la Madre Iglesia nos ha generado a la vida eterna”

El Papa: “Despertemos en nosotros el recuerdo agradecido hacia nuestros antepasados. Y demos gracias a Dios que a través de la Madre Iglesia nos ha generado a la vida eterna”

(Ciudad del Vaticano, 18 Dic. 2024). “Hoy comenzamos el ciclo de catequesis que se desarrollará durante todo el Año Jubilar. El tema es «Jesucristo nuestra esperanza»: Él es, en efecto, la meta de nuestra peregrinación, y Él mismo es el camino, la senda a seguir”, recalcó el Papa Francisco durante la audiencia general de esta mañana.

Tras recordar que “Mateo abre su Evangelio y todo el canon del Nuevo Testamento con la «genealogía de Jesucristo hijo de David, hijo de Abraham»”, el Papa resaltó que “la genealogía es un género literario, es decir, una forma adecuada para transmitir un mensaje muy importante: nadie se da la vida a sí mismo, sino que la recibe como don de otros”, precisando que “en este caso, se trata del pueblo elegido, y de los que heredan el depósito de la fe de sus padres: al transmitir la vida a sus hijos, les transmiten también la fe en Dios”.

“Pero a diferencia de las genealogías del Antiguo Testamento, en las que sólo aparecen nombres masculinos, porque en Israel es el padre quien impone el nombre a su hijo, en la lista de Mateo de los antepasados de Jesús también aparecen mujeres”, y “las cuatro primeras mujeres están unidas no por el hecho de ser pecadoras, como a veces se dice, sino por el hecho de ser extranjeras para el pueblo de Israel”, explicó Francisco, subrayando que “lo que Mateo destaca es que, como ha escrito Benedicto XVI, ‘a través de ellas, el mundo de los gentiles entra en la genealogía de Jesús: se manifiesta su misión a los judíos y a los paganos’”.

“Mientras las cuatro mujeres anteriores se mencionan junto al hombre que nació de ellas o al que lo generó, María, al contrario, adquiere un particular relieve: marca un nuevo comienzo, ella misma es un nuevo comienzo, porque en su historia ya no es la criatura humana la protagonista de la generación, sino Dios mismo. Esto se desprende claramente del verbo «nació»: «Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo». Jesús es hijo de David, injertado por José en esa dinastía y destinado a ser el Mesías de Israel, pero también es hijo de Abraham y de mujeres extranjeras, destinado por tanto a ser la «Luz para iluminar las naciones paganas» y el «Salvador del mundo». El Hijo de Dios, consagrado al Padre con la misión de revelar su Rostro, entra en el mundo como todos los hijos del ser humano, hasta el punto de que en Nazaret se le llamará «hijo de José» o «hijo del carpintero». Verdadero Dios y verdadero hombre. Hermanos y hermanas, despertemos en nosotros el recuerdo agradecido hacia nuestros antepasados. Y, sobre todo, demos gracias a Dios, que, a través de la Madre Iglesia, nos ha generado a la vida eterna, la vida de Jesús, nuestra esperanza”, concluyó el Papa.

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