(Ciudad del Vaticano, 15 Ago. 2024). “Hoy celebramos la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María y, en el Evangelio de la Liturgia, contemplamos a la joven doncella de Nazaret que, al recibir el anuncio del Ángel, se pone en camino para visitar a su prima. Es hermosa esta expresión del Evangelio: «se puso en camino». Significa que María no considera un privilegio la noticia recibida del Ángel, sino que, por el contrario, deja su casa y se pone en camino, con la prisa de quien desea anunciar a los demás esa alegría y con el afán de ponerse al servicio de su prima”, explicó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus.

“Este primer viaje, en realidad, también es una metáfora de toda su vida, porque a partir de ese momento, María estará siempre en camino, estará siempre en camino siguiendo a Jesús, como discípula del Reino. Y, al final, su peregrinación terrena termina con su Asunción al Cielo, donde, junto a su Hijo, goza para siempre de la alegría de la vida eterna”, resaltó el Papa, quien recalcó que, “de este modo, la Santísima Virgen es Aquella que nos precede en el camino”.

“Nos precede Ella. Nos precede en el camino, recordándonos a todos nosotros que también nuestra vida es un viaje, un viaje continuo hacia el horizonte del encuentro definitivo. Roguémosle a la Virgen que nos ayude en este viaje hacia el encuentro con el Señor”, concluyó Francisco, quien, después de la oración mariana, le encomendó a la Virgen las poblaciones que sufren a causa de las tensiones sociales y las guerras en el mundo.

“A María, Reina de la paz, que contemplamos hoy en la gloria del Paraíso, quisiera encomendarle una vez más las ansiedades y los dolores de las poblaciones que, en tantas partes del mundo, sufren a causa de tensiones sociales y guerras. Pienso, en particular, en la martirizada Ucrania, en Oriente Medio, Palestina, Israel, Sudán y Myanmar. Que nuestra Madre celestial obtenga para todos consuelo y un futuro de serenidad y de concordia”, pidió el Papa.