El Papa: “¡Cuánto daño hacen las ideas preconcebidas y la presunción!”

El Papa: “¡Cuánto daño hacen las ideas preconcebidas y la presunción!”

(Ciudad del Vaticano, 11 Ago. 2024). “Hoy el Evangelio de la liturgia nos habla de la reacción de los Judíos ante la afirmación de Jesús, que dice: «He bajado del cielo». Se escandalizan. Estos murmuran entre ellos: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?». Y así murmuran. Prestemos atención a lo que dicen. Están convencidos de que Jesús no puede venir del cielo, porque es hijo de un carpintero y porque su madre y sus parientes son gente común, personas conocidas, normales, como tantos otros. ¿Cómo podría Dios manifestarse de manera tan ordinaria?, dicen. Están bloqueados en su fe por su idea preconcebida sobre sus orígenes humildes y también bloqueados por la presunción, por tanto, de que no tienen nada que aprender de Él”, explicó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus.

“Las ideas preconcebidas y la presunción, ¡cuánto daño nos hacen! Impiden un diálogo sincero, un acercamiento entre hermanos: ¡cuidado con las ideas preconcebidas y la presunción! Tienen sus esquemas rígidos y no hay lugar en sus corazones para lo que no encaja en ellos, para lo que no pueden catalogar y archivar en las estanterías polvorientas de sus certezas”, señaló el Papa, quien observó que “muchas veces nuestras certezas están cerradas, polvorientas, como los libros viejos”.

“Prestemos atención a todo esto, porque a veces nos puede suceder lo mismo también a nosotros, en nuestra vida y en nuestra oración”, advirtió Francisco, quien agregó que “puede suceder que en lugar de escuchar realmente lo que el Señor tiene que decirnos, busquemos en Él y en los demás solo una confirmación de lo que pensamos nosotros, una confirmación de nuestras convenciones, de nuestros juicios, que son prejuicios, pero este modo de dirigirnos a Dios no nos ayuda a encontrar a Dios, a encontrarlo de verdad, ni a abrirnos al don de su luz y de su gracia, para crecer en el bien, para hacer su voluntad y para superar los cierres y las dificultades”.

“Hermanos y hermanas, la fe y la oración, cuando son verdaderas, abren la mente y el corazón, no los cierran. Cuando encuentras a una persona que, en la mente, en la oración está cerrada, esa fe y esa oración no son verdaderas. Preguntémonos, entonces: ¿En mi vida de fe soy capaz de callar realmente en mi interior y de escuchar a Dios? ¿Estoy dispuesto a acoger su voz más allá de mis esquemas y venciendo también, con su ayuda, mis miedos? Que María nos ayude a escuchar con fe la voz del Señor y a cumplir con valentía su voluntad”, concluyó el Papa, quien, después de la oración mariana, volvió a pedir una “intensa oración por la paz, especialmente para la martirizada Ucrania, para Oriente Medio, Palestina, Israel, Sudán y Myanmar”.

Foto © Vatican Media

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