El Papa: “La guerra siempre es una derrota. Que el Señor nos dé fuerza para luchar siempre por la paz”

El Papa: “La guerra siempre es una derrota. Que el Señor nos dé fuerza para luchar siempre por la paz”

(Ciudad del Vaticano, 12 Jun. 2024). “Puede suceder que un determinado pasaje de la Escritura, que hemos leído muchas veces sin ninguna emoción particular, un día lo leamos en un clima de fe y de oración y, de repente, ese texto se ilumine, nos hable, arroje luz sobre un problema que vivimos, aclare la voluntad de Dios para nosotros en una situación determinada. ¿A qué se debe este cambio, sino a una iluminación del Espíritu Santo? Las palabras de la Escritura, bajo la acción del Espíritu, se vuelven luminosas”, explicó el Papa Francisco durante la audiencia general de esta mañana, continuando con las catequesis sobre el Espíritu Santo.

“La Iglesia se nutre de la lectura espiritual de la Sagrada Escritura, es decir, de la lectura realizada bajo la guía del Espíritu Santo que la inspiró. En su centro, como un faro que lo ilumina todo, está el acontecimiento de la muerte y resurrección de Cristo, que cumple el plan de salvación, realiza todas las figuras y profecías, desvela todos los misterios ocultos y ofrece la verdadera clave de lectura de toda la Biblia. La muerte y resurrección de Cristo es el faro que ilumina toda la Biblia, y también ilumina nuestras vidas”, recalcó el Papa, quien recordó que “la Iglesia, Esposa de Cristo, es intérprete autorizada del texto de la Escritura inspirado, la Iglesia es la mediadora de su proclamación auténtica”.

“Dado que la Iglesia está dotada del Espíritu Santo, y por eso es intérprete, es ‘columna y fundamento de la verdad’. ¿Por qué? Porque está inspirada, sostenida por el Espíritu Santo. Y la misión de la Iglesia es ayudar a los fieles y a quienes buscan la verdad a interpretar correctamente los textos bíblicos”, indicó Francisco, quien agregó que “una forma de realizar la lectura espiritual de la Palabra de Dios es lo que se llama la lectio divina”, que “consiste en dedicar un tiempo del día a la lectura personal y meditada de un pasaje de las Escrituras”, pero “la lectura espiritual de las Escrituras por excelencia es la lectura comunitaria que se realiza en la Liturgia, en la Santa Misa”, pues “allí vemos cómo un acontecimiento o una enseñanza, dado en el Antiguo Testamento, encuentra su plena realización en el Evangelio de Cristo”.

“Y la homilía, ese comentario que hace el celebrante, debe ayudar a transferir la Palabra de Dios del libro a la vida. Pero para ello, la homilía debe ser breve: una imagen, un pensamiento, un sentimiento. La homilía no debe durar más de ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención y la gente se duerme, y tiene razón. Una homilía debe ser así. Y esto es lo que quiero decir a los sacerdotes que hablan mucho, a menudo, y no se entiende de qué hablan. Una homilía corta: un pensamiento, un sentimiento y una indicación para la acción, cómo hacer. No más de ocho minutos. Porque la homilía debe ayudar a transferir la Palabra de Dios del libro a la vida. Y, entre las muchas palabras de Dios que escuchamos cada día en la Misa o en la Liturgia de las Horas, siempre hay una que está destinada especialmente a nosotros. Algo que nos llega al corazón”, reiteró el Papa, subrayando que “si la acogemos en nuestro corazón, puede iluminar nuestra jornada, animar nuestra oración”.

“Queridos hermanos y hermanas, ¡adelante con la lectura de la Biblia! Pero no olviden el Evangelio de bolsillo: llévenlo en la bolsa, en el bolsillo, y en algún momento del día lean un pasaje. Esto los acercará mucho al Espíritu Santo que está en la Palabra de Dios. Que el Espíritu Santo, que inspiró las Escrituras y ahora sopla desde ellas, nos ayude a captar este amor de Dios en las situaciones concretas de la vida”, concluyó Francisco, quien, al término de la audiencia, volvió a pedir no olvidar a “la martirizada Ucrania”, a Palestina, a Israel, a Myanmar y los muchos países que están en guerra. “Recemos por la paz, hoy se necesita la paz. La guerra siempre, desde el primer día, es una derrota. Recemos por la paz. Que el Señor nos dé fuerza para luchar siempre por la paz”, pidió el Papa.

Los comentarios están cerrados.