El Papa: “La existencia no debe ser una carrera frenética para gozar y poseer cosas. Este es un camino que parece atractivo pero no sacia el corazón. Sólo Jesús nos da plenitud de vida”

El Papa: “La existencia no debe ser una carrera frenética para gozar y poseer cosas. Este es un camino que parece atractivo pero no sacia el corazón. Sólo Jesús nos da plenitud de vida”

(Ciudad del Vaticano, 7 Abr. 2024). “Hoy, segundo domingo de Pascua, dedicado por san Juan Pablo II a la Divina Misericordia, el Evangelio nos dice que si creemos en Jesús, el Hijo de Dios, podemos tener vida eterna en su Nombre”, recalcó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Regina Caeli.

“‘Tener vida’. ¿Qué significa? Todos queremos tener vida, pero existen diversos puntos de vista sobre cómo lograrlo. Por ejemplo, hay quien reduce la existencia a una carrera frenética para gozar y poseer muchas cosas: comer y beber, divertirse, acumular dinero y objetos, sentir emociones fuertes y nuevas”, observó el Papa, quien advirtió que “este es un camino que a primera vista parece atractivo, pero que no sacia el corazón”, y “no es así como se ‘tiene vida’, porque siguiendo los caminos del placer y del poder no se encuentra la felicidad”, pues, “de hecho, quedan sin respuesta muchos aspectos de la existencia como, por ejemplo, el amor, las experiencias inevitables del dolor, las limitaciones y la muerte”, y, “además, no se hace realidad el sueño que todos tenemos en común: la esperanza de vivir para siempre, de ser amados sin fin”.

“Hoy, el Evangelio dice que esta plenitud de vida, a la que cada uno de nosotros está llamado, se realiza en Jesús: es Él quien nos da la vida plena. Pero, ¿cómo acceder a ella, cómo experimentarla? Veamos lo que les sucedió a los discípulos del Evangelio. Están atravesando el momento más trágico de su vida: después de los días de la Pasión, están encerrados en el Cenáculo, asustados y desanimados. El Resucitado se presenta en medio de ellos, y, en primer lugar, les muestra sus llagas: son los signos del sufrimiento y del dolor, podrían suscitar sentimientos de culpa, y, sin embargo, con Jesús se convierten en canales de misericordia y perdón”, resaltó Francisco, quien subrayó que “así, los discípulos ven y tocan con la mano que con Jesús la vida vence siempre, la muerte y el pecado son derrotados”, y “reciben el don de su Espíritu, que les da una vida nueva, de hijos amados, vida de hijos amados, hecha de alegría, amor y esperanza”.

“Les pregunto: ¿tienen esperanza? Que cada uno se pregunte: ¿cómo va mi esperanza?”, invitó el Papa, quien indicó que para tener vida “basta con fijar la mirada en Jesús crucificado y resucitado, encontrarlo en los Sacramentos y en la oración, reconocerlo presente, creer en Él, dejarse tocar por su gracia y guiar por su ejemplo, experimentar la alegría de amar como Él”, y enfatizó que “cada encuentro con Jesús, un encuentro vivo con Él, nos permite tener más vida”.

“Hay que buscar a Jesús, dejarse encontrar, porque Él nos busca, abrir el corazón al encuentro con Jesús. Preguntémonos: ¿Creo en el poder de la resurrección de Jesús, creo que ha resucitado? ¿Creo en su victoria sobre el pecado, el miedo y la muerte? ¿Me dejo implicar en la relación con el Señor, con Jesús? ¿Y dejo que Él me empuje a amar a los hermanos y las hermanas, y a tener esperanza todos los días? Que cada uno piense en esto. Que María nos ayude a crecer cada vez más en la fe en Jesús resucitado, para que ‘tengamos vida’ y difundamos la alegría de la Pascua”, concluyó Francisco.

Foto © Vatican Media

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