El Papa: “Las amarguras resentidas en las que una persona adopta el papel de víctima no producen una vida sana y menos aún cristiana”

El Papa: “Las amarguras resentidas en las que una persona adopta el papel de víctima no producen una vida sana y menos aún cristiana”

(Ciudad del Vaticano, 7 Feb. 2024). “En nuestro recorrido de catequesis sobre los vicios y las virtudes, hoy nos detenemos en un vicio bastante feo, la tristeza, entendida como un abatimiento del ánimo, una aflicción constante que impide al ser humano experimentar alegría por su propia existencia”, observó el Papa Francisco en su catequesis durante la audiencia general de esta mañana.

“Ante todo, hay que señalar que, respecto a la tristeza, los Padres hacían una distinción importante. Hay, en efecto, una tristeza que conviene a la vida cristiana, y que con la gracia de Dios se transforma en alegría: ésta, por supuesto, no debe rechazarse y forma parte del camino de conversión. Pero existe también un segundo tipo de tristeza que se insinúa en el alma y la postra en un estado de abatimiento: es este segundo tipo de tristeza el que hay que combatir resueltamente y con todas las fuerzas, porque procede del Maligno”, explicó el Papa, quien precisó que “hay, entonces, una tristeza amiga que nos lleva a la salvación” y resaltó que “es una gracia gemir por los propios pecados, recordar el estado de gracia del que hemos caído, llorar porque hemos perdido la pureza con la que Dios nos soñó”.

“Pero hay una segunda tristeza, que es una enfermedad del alma. Surge en el corazón humano cuando se desvanece un deseo o una esperanza”, señaló Francisco, quien observó que “cuando esto sucede, es como si el corazón del ser humano cayera en un precipicio, y los sentimientos que experimenta son desánimo, debilidad de espíritu, depresión, angustia”, y “en esta situación, algunos, tras un tiempo de agitación, se apoyan en la esperanza; pero otros se regodean en la melancolía, dejando que ésta se pudra en sus corazones”.

“Ciertas amarguras resentidas, en las que una persona tiene siempre en mente una reivindicación que le hace adoptar el papel de víctima, no producen en nosotros una vida sana, y menos aún cristiana. Hay algo en el pasado de todos que necesita ser sanado. La tristeza, de ser una emoción natural, puede convertirse en un estado de ánimo maligno. Es un demonio taimado, el de la tristeza”, advirtió el Papa, quien invitó a no olvidar que “la tristeza puede ser algo muy malo que nos lleva al pesimismo, nos lleva a un egoísmo que difícilmente se cura”.

“Hermanos y hermanas, debemos tener cuidado con esta tristeza y pensar que Jesús nos trae la alegría de la resurrección”, exhortó Francisco, quien concluyó pidiendo “que el Espíritu de Jesús resucitado nos ayude a vencer la tristeza con la santidad”.

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