El Papa: “Fuera del perdón no hay esperanza y no hay paz. El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio”

El Papa: “Fuera del perdón no hay esperanza y no hay paz. El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio”

(Ciudad del Vaticano, 17 Sep. 2023). “Hoy el Evangelio nos habla de perdón. Pedro pregunta a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Siete, en la Biblia, es un número que indica plenitud y, por tanto, Pedro es muy generoso en los presupuestos de su pregunta. Pero Jesús va más allá y le responde: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete»”, resaltó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus.

“Es decir, le dice que cuando se perdona no se calcula, que está bien perdonar ¡todo y siempre! Precisamente como hace Dios con nosotros, y como está llamado a hacer quien administra el perdón de Dios: perdonar siempre”, explicó el Papa, quien recalcó que “el mensaje de Jesús es claro: Dios perdona de forma incalculable, excediendo cualquier medida”.

“Nosotros no podemos repagarle, pero, cuando perdonamos al hermano o a la hermana, lo imitamos. Perdonar no es, por tanto, una buena acción que se puede hacer o no, perdonar es una condición fundamental para quien es cristiano. Cada uno de nosotros, de hecho, es un ‘perdonado’, es una ‘perdonada’”, recordó Francisco, quien subrayó que “Dios ha dado la vida por nosotros y de ninguna forma podremos compensar su misericordia, que Él no retira nunca del corazón”, pero, “correspondiendo a su gratuidad, es decir, perdonándonos unos a otros, podemos testimoniarlo, sembrando vida nueva en torno a nosotros”.

“Fuera del perdón, de hecho, no hay esperanza; fuera del perdón no hay paz. El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio, el perdón es el antídoto que cura los venenos del rencor, es el camino para calmar la rabia y sanar tantas enfermedades del corazón que contaminan la sociedad”, enfatizó el Papa, quien invitó a todos a preguntarse: “¿yo creo que he recibido de Dios el don de un perdón inmenso?, ¿advierto la alegría de saber que Él siempre está dispuesto a perdonarme cuando caigo, también cuando los otros no lo hacen, también cuando ni siquiera yo logro perdonarme a mí mismo?”, y “por mi parte, ¿sé perdonar a quien me ha hecho daño?”.

“Al respecto, quisiera proponerles un pequeño ejercicio: intentemos, ahora, cada uno de nosotros, pensar en una persona que nos ha herido” y “pidamos al Señor la fuerza para perdonarla. Y perdonémosla por amor del Señor. Hermanos y hermanas, esto nos hará bien, nos devolverá la paz en el corazón. María, Madre de Misericordia, nos ayude a acoger la gracia de Dios y a perdonarnos los unos a los otros”, concluyó Francisco.

Foto © Vatican Media

Los comentarios están cerrados.