El Papa: “La barca de la vida está amenazada por vientos contrarios y el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado. Buscar en las travesías oscuras la luz de Jesús”

El Papa: “La barca de la vida está amenazada por vientos contrarios y el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado. Buscar en las travesías oscuras la luz de Jesús”

(Ciudad del Vaticano, 13 Ago. 2023). “Los poderes malignos, que nos asustan y no logramos dominar, con Jesús se redimensionan inmediatamente. Él, caminando sobre las aguas, quiere decirnos: ‘no temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos’. Un mensaje hermoso: ‘no temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos’, ¡no las personas!, no son esos los enemigos, sino la muerte, el pecado, el diablo: estos son los enemigos de la gente, nuestros enemigos, y a estos enemigos Jesús los pisa por nosotros”, recalcó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus, comentando el Evangelio de hoy, que narra un prodigio particular de Jesús, que de noche camina sobre las aguas del lago de Galilea para encontrarse con los discípulos que estaban realizando una travesía en barca en medio de aguas agitadas y tienen miedo de ahogarse,  y les dice: «¡Ánimo!, que soy yo; no temáis».

“Cristo hoy nos repite a cada uno de nosotros: ‘¡ánimo, soy yo, no temas!’. Ánimo, es decir, porque estoy yo, porque ya no estás solo en las aguas agitadas de la vida. Y entonces, ¿qué hacer cuando nos encontramos en mar abierto y a merced de vientos contrarios? ¿Qué hacer en el miedo que provoca el mar abierto, cuando se ve solo oscuridad y nos sentimos perdidos?”, preguntó el Papa, quien explicó que se deben hacer dos cosas, que en el Evangelio hacen los discípulos: “invocan y acogen a Jesús”, y recordó que “Pedro camina un poco sobre las aguas hacia Jesús, pero después se asusta, se hunde y entonces grita: «¡Señor, sálvame!». “Es bonita esta oración, con la cual se expresa la certeza de que el Señor puede salvarnos, que Él vence nuestro mal y nuestros miedos”, enfatizó Francisco, quien invitó a todos a repetir tres veces: “¡Señor, sálvame!”.

“Y después los discípulos acogen a Jesús en la barca. El texto dice que, apenas subió a bordo, «amainó el viento». El Señor sabe que la barca de la vida, así como la barca de la Iglesia, está amenazada por vientos contrarios y que el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado, el Señor lo sabe. Él no nos salva de la fatiga de la navegación, es más, el Evangelio lo subraya: impulsa a los suyos a partir, es decir, nos invita a afrontar las dificultades, para que también estas se conviertan en lugares de salvación”, que se conviertan en ocasiones “para encontrar a Jesús”, indicó el Papa, reiterando que, “de hecho, en nuestros momentos de oscuridad, Él viene a nuestro encuentro, pidiendo ser acogido, como esa noche en el lago”.

“Por tanto, preguntémonos: en los miedos, en las dificultades, ¿cómo me comporto? ¿Voy adelante solo con mis fuerzas o invoco al Señor con confianza? ¿Y cómo va mi fe? ¿Creo que Cristo es más fuerte que las olas y que los vientos adversos? Pero, sobre todo: ¿navego con Jesús?, ¿lo acojo, le hago sitio en la barca de mi vida?”, y “¿le confío el timón a Jesús? María, Madre de Jesús, estrella del mar, nos ayude a buscar en las travesías oscuras la luz de Jesús”, concluyó Francisco.

Foto © Vatican Media

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