El Papa: “Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división, muchas guerras, muchos conflictos. ¡Invoquemos al Espíritu Santo para que traiga la paz!”

El Papa: “Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división, muchas guerras, muchos conflictos. ¡Invoquemos al Espíritu Santo para que traiga la paz!”

(Ciudad del Vaticano, 28 May. 2023). “Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Muchas guerras, pensemos en las guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar! Pero, en realidad, lo que alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de la división, el diablo, cuyo nombre significa precisamente ‘el que divide’. Sí, el que precede y excede nuestro mal, nuestra desunión, es el espíritu maligno, el «seductor del mundo entero». Él goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias”, y “frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes. He aquí entonces que el Señor, en el culmen de su Pascua, en el culmen de la salvación, derrama sobre el mundo creado su Espíritu bueno, el Espíritu Santo, que se opone al espíritu de división porque es armonía; Espíritu de unidad que trae la paz. ¡Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo!”, exhortó el Papa Francisco en su homilía durante la Santa Misa de la Solemnidad de Pentecostés, que presidió esta mañana en la Basílica de San Pedro.

“Además de estar presente en la creación, lo vemos actuando en la Iglesia, desde el día de Pentecostés. Pero notemos que el Espíritu no da comienzo a la Iglesia impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada uno de los apóstoles; cada uno recibe gracias particulares y carismas diferentes. Toda esta pluralidad de dones distintos podría generar confusión, pero al Espíritu, como en la creación, le gusta crear armonía partiendo precisamente de la pluralidad. Su armonía no es un orden impuesto y homologado. No; en la Iglesia hay un orden «organizado de acuerdo a la diversidad de los dones del Espíritu»”, explicó el Papa, quien recordó que “todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo”.

“Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco; esta es la mirada armoniosa del Espíritu, este es el camino que nos indica”, recalcó Francisco, quien indicó que “el Sínodo que se está realizando es y debe ser un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo, no la ocasión para ir donde nos lleva el viento, sino la oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu”, porque “en el mar de la historia, la Iglesia navega sólo con Él, que es «el alma de la Iglesia», el corazón de la sinodalidad, el motor de la evangelización”, mientras que “sin Él, la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral un simple trabajo”.

“Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace. Volvamos a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos. Pongamos al Espíritu en el principio y en el centro de los trabajos sinodales, porque es a Él, sobre todo, a quien necesita hoy la Iglesia. Digámosle cada día: ‘¡Ven! ¡Ven!’. Y caminemos juntos, porque al Espíritu, como en Pentecostés, le gusta descender mientras ‘están todos reunidos’. Sí, para mostrarse al mundo Él escogió el momento y el lugar en el que estaban todos juntos. Por lo tanto, el Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo. Así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu al centro. Hermanos y hermanas, ¡construyamos armonía en la Iglesia!”, exhortó el Pontífice, quien reiteró que “el Espíritu crea armonía en nuestros corazones”.

“Si queremos armonía, busquémoslo a Él, no a los sucedáneos mundanos. Invoquemos al Espíritu Santo cada día”, insistió el Papa. “Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu. Él es capaz de resolver estas cosas. Espíritu Santo, Espíritu de Jesús y del Padre, fuente inagotable de armonía, te encomendamos el mundo, te consagramos la Iglesia y nuestros corazones. Ven, Espíritu creador, armonía de la humanidad, renueva la faz de la tierra. Ven, Don de dones, armonía de la Iglesia, únenos a Ti. Ven, Espíritu del perdón, armonía del corazón, transfórmanos como Tú sabes, por intercesión de María”, pidió Francisco.

Los comentarios están cerrados.