El Papa: “Jesús sacia nuestra sed con amor y nos pide que nos hagamos cargo de la sed de los demás en una sociedad donde la prisa, la carrera por el consumo y la indiferencia generan aridez y vacío interior”

El Papa: “Jesús sacia nuestra sed con amor y nos pide que nos hagamos cargo de la sed de los demás en una sociedad donde la prisa, la carrera por el consumo y la indiferencia generan aridez y vacío interior”

(Ciudad del Vaticano, 12 Mar. 2023). “Este domingo el Evangelio nos presenta uno de los encuentros más hermosos y fascinantes de Jesús, con la mujer samaritana. Jesús y los discípulos hacen una parada junto a un pozo en Samaria. Llega una mujer y Jesús le dice: «Dame de beber». Quisiera detenerme precisamente en esta expresión: Dame de beber. La escena nos muestra a Jesús sediento y cansado, que se encuentra en el pozo de la samaritana en la hora más calurosa, a mediodía, y como un mendigo pide algo fresco. Es una imagen del abajamiento de Dios”, explicó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus, recordando que “en Jesús, Dios se hizo uno de nosotros”, “sediento como nosotros”.

“La sed de Jesús no es solo física, expresa las sequedades más profundas de nuestra vida: es sobre todo la sed de nuestro amor”, recalcó el Papa, quien resaltó que “el Señor, que pide beber, es Aquel que da de beber: al encontrarse con la samaritana le habla del agua viva del Espíritu Santo y desde la cruz derrama sangre y agua desde su costado atravesado”, y subrayó que “Jesús, sediento de amor, sacia nuestra sed con amor” y “hace con nosotros como con la samaritana: se acerca a nosotros en lo cotidiano, comparte nuestra sed, nos promete el agua viva que hace brotar en nosotros la vida eterna”.

“Hay un segundo aspecto. Estas palabras no son solo la petición de Jesús a la samaritana, sino un llamamiento, a veces silencioso, que cada día se eleva hacia nosotros y nos pide que nos hagamos cargo de la sed de los demás”, indicó Francisco, quien agregó que “dame de beber nos dicen quienes en la familia, en el lugar de trabajo y en el resto de lugares que frecuentamos tienen sed de cercanía, de atención, de escucha; nos lo dice quien tiene sed de la Palabra de Dios y necesita encontrar en la Iglesia un oasis donde beber”.

“Dame de beber es el llamamiento de nuestra sociedad, donde la prisa, la carrera por el consumo y sobre todo la indiferencia, esta cultura de la indiferencia, generan aridez y vacío interior”, enfatizó el Pontífice, quien invitó a no olvidar que “dame de beber es el grito de tantos hermanos y hermanas a los que les falta el agua para vivir, mientras se sigue contaminando y estropeando nuestra casa común; y también ella, agotada y reseca, ‘tiene sed’”.

“Frente a estos desafíos, el Evangelio hoy nos ofrece a cada uno de nosotros el agua viva que puede hacer que nos convirtamos en fuente de refrigerio para los demás. Y entonces, como la samaritana, que dejó su ánfora en el pozo y fue a llamar a la gente del pueblo, tampoco nosotros pensaremos solo en saciar nuestra sed”, sino que, “con la alegría de haber encontrado al Señor, podremos saciar la sed de los demás”, y “podremos entender su sed y compartir el amor que Él nos dio a nosotros”, indicó el Papa, quien invitó a los fieles a preguntarse “¿tengo sed de Dios, me doy cuenta de que necesito su amor como el agua para beber?” y “¿me preocupo de la sed de los demás?”, y concluyó pidiendo “que la Virgen interceda por nosotros y nos sostenga en el camino”.

Foto © Vatican Media

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