El Papa: “La corrupción mortifica la dignidad y envenena. La corrupción hunde la vida de todos. Denunciar la corrupción humana en la que se vive”

El Papa: “La corrupción mortifica la dignidad y envenena. La corrupción hunde la vida de todos. Denunciar la corrupción humana en la que se vive”

(Ciudad del Vaticano, 16 Mar. 2022). “El pasaje bíblico, con el lenguaje simbólico de la época en la que fue escrito, nos dice algo impresionante: Dios estaba tan amargado por la difundida maldad de los hombres, que se había convertido en una forma de vida normal, que pensó que se había equivocado al crearlos y decidió eliminarlos. Una solución radical. Incluso podría tener un giro paradójico de misericordia. No más humanos, no más historia, no más juicio, no más condena. Y muchas víctimas predestinadas de la corrupción, de la violencia, de la injusticia serían perdonadas para siempre. ¿No nos sucede a veces también a nosotros, abrumados por el sentido de impotencia contra el mal o desmoralizados por los ‘profetas de desventuras’, pensar que era mejor no haber nacido? ¿Debemos dar crédito a ciertas teorías recientes, que denuncian la especie humana como un daño evolutivo para la vida en nuestro planeta? ¿Todo negativo? No”, enfatizó el Papa Francisco en su catequesis durante la audiencia general de este miércoles.

“Jesús destaca el hecho de que los seres humanos, cuando se limitan a disfrutar de la vida, pierden incluso la percepción de la corrupción, que mortifica la dignidad y envenena el sentido. Cuando se pierde la percepción de la corrupción, y la corrupción se vuelve una cosa normal: todo tiene su precio, ¡todo! Se compra, se vende, opiniones, actos de justicia… Esto, en el mundo de los negocios, en el mundo de muchas profesiones, es común. Y viven sin preocupación también la corrupción, como si fuera parte de la normalidad del bienestar humano”, señaló el Papa, quien observó que “el mundo de la corrupción parece parte de la normalidad del ser humano; y esto es feo”.

“Me pregunto, ¿puede volverse normalidad la corrupción? Hermanos y hermanas, lamentablemente sí. Se puede respirar el aire de la corrupción como se respira el oxígeno. ‘Pero es normal; si usted quiere que yo haga esto rápido, ¿cuánto me da?’. ¡Es normal! ¡Es normal, pero es algo feo, no es bueno! ¿Qué es lo que abre el camino? Una cosa: la despreocupación que se dirige solo al cuidado de sí mismos: este es el pasaje que abre la puerta a la corrupción que hunde la vida de todos. La corrupción obtiene gran ventaja de esta despreocupación que no es buena. Cuando a una persona le parece todo bien y no le importan los demás: esta despreocupación ablanda nuestras defensas, ofusca la conciencia y nos hace, incluso involuntariamente, cómplices. Porque la corrupción nunca va sola: una persona siempre tiene cómplices. Y la corrupción siempre se amplía, se amplía”, advirtió Francisco, quien recalcó la importancia de “la responsabilidad de denunciar la corrupción humana en la que se vive y en la que va adelante este modo de vivir de relativismo, totalmente relativo, como si todo fuera lícito”.

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