El Papa: “Estoy atravesando un momento de prueba y me uno a los tantos hermanos y hermanas enfermos. El Señor nunca nos abandona”
(Ciudad del Vaticano, 16 Mar. 2025). “Hoy, segundo domingo de Cuaresma, el Evangelio nos habla de la Transfiguración de Jesús. Después de subir a la cima de un monte con Pedro, Santiago y Juan, Jesús se sumerge en la oración y se vuelve radiante de luz. Así muestra a los discípulos lo que se oculta tras los gestos que Él hace en medio de ellos: la luz de su amor infinito. Comparto con vosotros estos pensamientos mientras estoy atravesando un momento de prueba, y me uno a los tantos hermanos y hermanas enfermos: frágiles, en este momento, como yo”, se lee en el texto preparado por el Papa Francisco para el Angelus de este domingo, que fue publicado este mediodía.
“Nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, ser los unos para los otros, en la fe, señales luminosas de esperanza”, escribe el Papa, quien resalta: “¡Cuánta luz brilla, en este sentido, en los hospitales y en los centros de asistencia! ¡Cuánta atención amorosa ilumina las habitaciones, los pasillos, los ambulatorios, los lugares donde se prestan los servicios más humildes!”.
“Por eso, quisiera invitaros hoy a uniros a mí en las alabanzas al Señor, que nunca nos abandona y que en los momentos de dolor nos pone al lado a personas que reflejan un rayo de su amor. Os agradezco a todos por vuestras oraciones y agradezco a quienes me asisten con tanta dedicación. Sé que rezan por mí muchos niños; algunos de ellos han venido hoy aquí al ‘Gemelli’ en señal de cercanía. ¡Gracias, queridos niños! El Papa os quiere y espera siempre encontraros”, les dice Francisco, quien pide seguir rezando por la paz, “especialmente en los países heridos por la guerra: en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, República Democrática del Congo”.
“Y recemos por la Iglesia, llamada a traducir en decisiones concretas el discernimiento que se ha hecho en la reciente Asamblea Sinodal. Agradezco a la Secretaría General del Sínodo, que en los próximos tres años acompañará a las Iglesias locales en este compromiso. Que la Virgen María nos guarde y nos ayude a ser, como Ella, portadores de la luz y de la paz de Cristo”, concluye el Papa.