El Papa: “Frente a la amenaza de una guerra mundial, favorecer el diálogo, romper las cadenas de odio y venganza y desactivar las bombas del egoísmo, el orgullo y la soberbia”
(Ciudad del Vaticano, 9 Ene. 2025). “Lamentablemente, empezamos este año mientras el mundo se encuentra azotado por numerosos conflictos, pequeños y grandes, más o menos conocidos, y también por la persistencia de execrables actos de terror”, señaló el Papa Francisco en su discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, a quienes recibió esta mañana en audiencia con ocasión de la tradicional presentación de las felicitaciones de Año Nuevo.
“Vemos asimismo que en numerosos países hay contextos sociales y políticos cada vez más exacerbados por contraposiciones crecientes. Estamos frente a sociedades cada vez más polarizadas, en las que se alberga un sentimiento general de miedo y desconfianza hacia el prójimo y hacia el futuro. Eso se ve agravado por la creación y difusión continua de noticias falsas, que no sólo distorsionan la realidad de los hechos, sino que terminan por distorsionar las conciencias, suscitando falsas percepciones de la realidad y generando un clima de sospecha que fomenta el odio, perjudica la seguridad de las personas y compromete la convivencia civil y la estabilidad de naciones enteras”, observó el Papa, quien agregó que “ese clima de inseguridad impulsa a erigir nuevas barreras y a trazar nuevas fronteras”, y “los confines modernos pretenden ser líneas de demarcación de identidades, donde la diversidad es motivo de sospecha, desconfianza y miedo”.
“Mi deseo para este nuevo año es que el Jubileo pueda representar para todos, cristianos y no cristianos, una ocasión para repensar también las relaciones que nos unen, como seres humanos y comunidades políticas; para superar la lógica del enfrentamiento y abrazar en cambio la lógica del encuentro; para que el tiempo que nos aguarda no nos halle como vagabundos desesperados, sino peregrinos de esperanza, es decir, personas y comunidades en camino, comprometidas a construir un futuro de paz”, dijo Francisco, quien recalcó que “frente a la amenaza cada vez mayor de una guerra mundial, la vocación de la diplomacia es aquella de favorecer el diálogo con todos, incluidos los interlocutores que se consideran más ‘incómodos’ o que no se estiman legítimos para negociar”, pues “este es el único camino para romper las cadenas de odio y venganza que aprisionan y para desactivar las bombas del egoísmo, del orgullo y de la soberbia humana, que son la razón de toda voluntad beligerante que destruye”.