El Papa: “¿De qué sirven los altos niveles de crecimiento financiero de los países privilegiados si medio mundo muere a causa del hambre y la guerra?”

El Papa: “¿De qué sirven los altos niveles de crecimiento financiero de los países privilegiados si medio mundo muere a causa del hambre y la guerra?”

(Ciudad del Vaticano, 8 Dic. 2024). “La Inmaculada no es un mito, ni una doctrina abstracta, ni un ideal imposible; sino que es la propuesta de un proyecto hermoso y concreto, el modelo plenamente realizado de nuestra humanidad, a través del cual, por gracia de Dios, todos podemos contribuir para mejorar nuestro mundo”, resaltó el Papa Francisco en su homilía durante la Santa Misa con los nuevos cardenales y el Colegio cardenalicio, que presidió esta mañana en la Basílica de San Pedro, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

“Lamentablemente, a nuestro alrededor vemos cómo la pretensión del primer pecado, el de querer ser ‘como Dios’, sigue hiriendo a la humanidad, y cómo esta presunción de autosuficiencia no produce ni amor, ni felicidad”, señaló el Papa, quien advirtió que “quien exalta como conquista el rechazo de todo vínculo estable y duradero, no genera libertad”, y “quien le falta el respeto al padre y a la madre, quien no quiere hijos, quien considera a los demás como un objeto o como un fastidio, quien considera el compartir como una pérdida y la solidaridad como un empobrecimiento, no difunde alegría ni futuro”.

“¿De qué sirve tener dinero en el banco, comodidades en los departamentos, falsos ‘contactos’ en el mundo virtual, si luego los corazones permanecen fríos, vacíos o cerrados? ¿De qué sirven los altos niveles de crecimiento financiero de los países privilegiados, si medio mundo muere a causa del hambre y de la guerra, mientras los demás se quedan mirando con indiferencia? ¿De qué sirve viajar por todo el planeta, si luego cada encuentro se reduce a la emoción del momento, a una fotografía que ya nadie recordará al cabo de algunos días o algunos meses?”, preguntó Francisco, quien recordó que “hoy nosotros contemplamos a María Inmaculada”.

“Le pedimos que su Corazón lleno de amor nos conquiste, que nos convierta y haga de nosotros una comunidad donde la filiación, la esponsalidad y la maternidad sean regla y criterio de vida; donde las familias se reúnan, los esposos compartan todo, los padres y las madres estén presentes, en carne y hueso, cercanos a sus hijos, y los hijos cuiden a sus padres. Esta es la belleza de la que nos habla la Inmaculada, esta es la ‘belleza que salva al mundo’ y frente a la cual también nosotros, como María, queremos responder al Señor: Heme aquí, «que se cumpla en mí lo que has dicho»”, recalcó el Papa.

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