El Papa: “Derrotar definitivamente la dolorosa lacra de la miseria y el hambre en el mundo”
(Ciudad del Vaticano, 17 Oct. 2024). “En aras de la promoción del derecho a la alimentación, la FAO propone con agudeza considerar una transformación de los sistemas alimentarios que tenga en cuenta la pluralidad y variedad de alimentos nutritivos, asequibles, sanos y sostenibles como medio para lograr la seguridad alimentaria y dietas sanas para todos. Para ello es preciso no olvidar la dimensión social y cultural intrínseca que tiene el acto de nutrirse”, observa el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación 2024.
“Al respecto, los responsables políticos y económicos a escala internacional han de escuchar las demandas de los últimos de la cadena alimentaria, como los pequeños agricultores, y de las formaciones sociales intermedias, como la familia, que intervienen directamente en la alimentación de las personas”, indica el Papa, quien recalca que “las soluciones enérgicas para afrontar y resolver los problemas alimentarios de nuestro tiempo requieren que consideremos los principios de subsidiariedad y solidaridad como fundamentos de nuestros programas y proyectos de desarrollo, para que nunca se postergue la escucha real de las necesidades que vienen de abajo, de los trabajadores y los agricultores, de los pobres y hambrientos, y de los que viven con dificultades en zonas rurales aisladas”.
“La humanidad, herida por tantas injusticias, reclama, con apremiante urgencia, medidas eficaces para llevar una vida mejor actuando juntos animados por el mismo espíritu de fraternidad y sabiendo que este planeta que Dios nos ha dado ha de ser un jardín abierto a la serena convivencia. En esto pensaba cuando propuse considerar el paradigma de la ecología integral, para que se tuvieran en cuenta las necesidades de cada hombre y de todo el hombre, para que se protegiera su dignidad en su relación con los demás y en estrecha conexión con el cuidado de la creación. Sólo si tomamos el ideal de justicia como guía de nuestra acción se podrán atender las necesidades de las personas”, enfatiza Francisco, quien asegura que “en este camino, lleno de obstáculos y dificultades, pero a la vez apasionante y colmado de retos, la comunidad internacional contará con el aliento de la Santa Sede y de la Iglesia católica, que no dejan de brindar su tenaz contribución para que todos puedan disponer de alimentos en cantidad y calidad adecuadas para sí mismos y para sus familias, para que cada persona pueda llevar una vida digna y para que se derrote definitivamente la dolorosa lacra de la miseria y el hambre en el mundo”.