(Ciudad del Vaticano, 27 Abr. 2024). “Generaciones, pueblos, y todas las diferencias, si se armonizan, pueden revelar, como las caras de un gran diamante, el maravilloso esplendor del hombre y de la creación. Esto es también lo que nos enseña su estar juntos: ¡No dejar que la diversidad cree fisuras entre nosotros! No pulverizar el diamante del amor, el tesoro más hermoso que Dios nos ha dado”, indicó el Papa Francisco esta mañana durante el encuentro con abuelos, ancianos y nietos promovido por la “Fondazione Età Grande”.

Hablando de “cuando, a causa de la cultura del descarte, los ancianos se quedan solos y tienen que pasar los últimos años de su vida lejos de su casa y de sus seres queridos”, el Papa invitó a todos a preguntarse: “¿Nos gusta esto? ¿No es mucho mejor un mundo en el que nadie tenga que temer acabar sus días solo?”.

“Queridos nietos, sus abuelos son la memoria de un mundo sin memoria, y cuando una sociedad pierde la memoria, está acabada. Escúchenlos, sobre todo cuando les enseñan con su amor y su testimonio a cultivar los afectos más importantes, que no se obtienen a la fuerza, no aparecen con el éxito, sino que llenan la vida”, exhortó Francisco, quien les dijo a todos: “Cuando ustedes, abuelos y nietos, mayores y pequeños, están juntos, y se ven y se escuchan a menudo, cuando se cuidan mutuamente, su amor es una bocanada de aire limpio que refresca el mundo y la sociedad y nos hace a todos más fuertes, más allá de los lazos de parentesco”.