El Papa: “¡Cuánta gente movida por una inquietud sin rostro ha abandonado tontamente el camino del bien. Para seguir adelante es necesario custodiar la fe”

El Papa: “¡Cuánta gente movida por una inquietud sin rostro ha abandonado tontamente el camino del bien. Para seguir adelante es necesario custodiar la fe”

(Ciudad del Vaticano, 14 Feb. 2024). “Entre todos los vicios capitales hay uno que a menudo pasa inadvertido, quizás en virtud de su nombre, que a muchos les resulta poco comprensible: estoy hablando de la acedia”, dijo el Papa Francisco en su catequesis durante la audiencia general de esta mañana.

“Por eso, en el catálogo de los vicios, el término acedia está a menudo sustituido por otro de uso mucho más común: la pereza. En realidad, la pereza es más un efecto que una causa. Cuando una persona permanece inactiva, indolente, apática, nosotros decimos que es perezosa. Pero, como enseña la sabiduría de los antiguos padres del desierto, a menudo la raíz de esta pereza es la acedia, que en griego significa literalmente ‘falta de cuidado’”, explicó el Papa, quien advirtió que “se trata de una tentación muy peligrosa, con la que no se debe jugar”.

“Quien cae víctima de este vicio es como si estuviera aplastado por un deseo de muerte: todo le disgusta; la relación con Dios se le vuelve aburrida; y también los actos más santos, los que le habían calentado el corazón, ahora le parecen completamente inútiles. La persona empieza a lamentar el paso del tiempo y la juventud que queda irremediablemente atrás”, señaló Francisco, quien observó: “¡Cuánta gente, presa en las garras de la acedia, movida por una inquietud sin rostro, ha abandonado tontamente el camino del bien que había emprendido!”.

“La de la acedia es una batalla decisiva que hay que ganar a toda costa. Y es una batalla de la que no se han librado ni siquiera los santos, porque en muchos de sus diarios hay páginas que revelan momentos tremendos, verdaderas noches de fe en las que todo parecía oscuro. Estos santos nos enseñan a atravesar la noche con paciencia, aceptando la pobreza de la fe. Recomiendan, bajo la opresión de la acedia, mantener una medida de compromiso más pequeña, fijarse metas más al alcance de la mano y, al mismo tiempo, resistir y perseverar apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación”, recordó el Papa, quien precisó que “la fe atormentada por la prueba de la acedia no pierde su valor”.

“Al contrario, es la fe verdadera, la humanísima fe que, a pesar de todo, a pesar de la oscuridad que la ciega, sigue humildemente creyendo. Es esa fe que permanece en el corazón, como las brasas bajo las cenizas. Siempre permanece. Y si alguno de nosotros cae en este vicio o en la tentación de la acedia, que intente mirar en su interior y custodiar las brasas de la fe: así es como se sigue adelante”, concluyó Francisco.

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