El Papa: “La ira es un vicio que destruye las relaciones humanas. Está en el origen de las guerras y la violencia”

El Papa: “La ira es un vicio que destruye las relaciones humanas. Está en el origen de las guerras y la violencia”

(Ciudad del Vaticano, 31 Ene. 2024). “En estas semanas estamos tratando el tema de los vicios y las virtudes, y hoy nos detenemos a reflexionar sobre el vicio de la ira. Es un vicio particularmente tenebroso, y es quizás el más simple de reconocer desde un punto de vista físico. La persona dominada por la ira difícilmente logra disimular este ímpetu”, observó el Papa Francisco en su catequesis durante la audiencia general de esta mañana.

“La ira es un vicio que destruye las relaciones humanas. Expresa la incapacidad de aceptar la diversidad del otro, especialmente cuando sus opciones vitales difieren de las nuestras. No se detiene ante los malos comportamientos de una persona, sino que lo arroja todo al caldero: es el otro, el otro tal y como es, el otro en cuanto tal, el que provoca la ira y el resentimiento. Se empieza a detestar el tono de su voz, sus banales gestos cotidianos, sus formas de razonar y de sentir. Cuando la relación alcanza este nivel de degeneración, ya se ha perdido la lucidez. La ira hace perder la lucidez. Porque, a veces, una de las características de la ira, es la de no calmarse con el tiempo. En esos casos, incluso la distancia y el silencio, en lugar de calmar el peso de los malentendidos, lo magnifican”, advirtió el Papa, quien explicó que por ese motivo, el apóstol Pablo “recomienda a sus cristianos que aborden inmediatamente el problema e intenten la reconciliación: «No permitan que la noche los sorprenda enojados»”.

“Sobre el tema de la ira, hay que decir una última cosa. Es un vicio terrible, hemos dicho, está en el origen de las guerras y la violencia”, señaló Francisco, quien precisó que “debemos distinguir bien: una cosa es el celo, la santa indignación, otra cosa es la ira, que es mala”, y “nos corresponde a nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, encontrar la justa medida de las pasiones, educarlas bien para que se dirijan hacia el bien, y no hacia el mal”.

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