(Ciudad del Vaticano, 18 Nov. 2023). “En este tiempo se ha difundido la cultura del descarte, al contrario de lo que dice el Evangélico; nuestras comunidades deben ser una sana provocación para la sociedad, en su capacidad de asumir los errores del pasado y abrir nuevos caminos. La ‘cura’ de las heridas es también una obra de justicia. Precisamente por eso es importante perseguir a quienes cometen tales crímenes, más aún si se trata de contextos eclesiales. Y ellos mismos tienen el deber moral de una profunda conversión personal, que lleve al reconocimiento de la propia infidelidad vocacional, a la reanudación de la vida espiritual y a la humilde petición de perdón a las víctimas por sus acciones”, indicó el Papa Francisco en su discurso a los participantes en el I Encuentro nacional de los servicios y centros de escucha territoriales para la protección de menores y personas vulnerables, promovido por la Conferencia Episcopal Italiana, a quienes recibió en audiencia esta mañana.

“Expreso mi aprecio por las realidades que representan, servicios para la protección de los menores y centros de escucha, extendidos por todo el país, como lugares a los cuales acudir para encontrar escucha. Continúen haciendo todo esfuerzo. Y ocúpense también de algo muy malo que sucede, que son las películas pornográficas que usan los niños. Esto sucede, es más, está al alcance de cualquiera que pague en su teléfono móvil. ¿Dónde se hacen estas películas? ¿Quién es responsable? ¿En qué país? Por favor, trabajen en esto: es una lucha que debemos dar porque lo peor se difunde en los celulares. Sigan haciendo todo lo posible para que todos aquellos que han sido heridos por el flagelo de los abusos puedan sentirse libres de acudir con confianza a los centros de escucha, encontrando esa acogida y ese apoyo que puedan aliviar sus heridas y renovar la confianza traicionada”, les pidió el Papa, quien recalcó que “cuidar es compartir la pasión eclesial y las competencias con el compromiso de formar el mayor número posible de agentes pastorales” y “así se promueve un verdadero cambio cultural que ponga a los más pequeños y vulnerables en el centro de la Iglesia y de la sociedad”.

“Lo que están haciendo es precioso tanto para las víctimas como para toda la comunidad eclesial. De estas páginas emerge el testimonio de un compromiso constante y compartido. Esta es la manera de crear confianza, la confianza que conduce a una verdadera renovación”, enfatizó Francisco.