(Ciudad del Vaticano, 22 Oct. 2023). “El Evangelio de la Liturgia de hoy nos relata que algunos fariseos se unen a los herodianos para tender una trampa a Jesús” y “van donde Él y le preguntan: «¿Es lícito pagar impuesto al César o no? Es un engaño: si Jesús legitima el impuesto, se pone de parte de un poder político mal respaldado por el pueblo, mientras que si dice de no pagarlo puede ser acusado de rebelión contra el imperio. Una verdadera trampa”, observó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus.

“Pero Él escapa de esta trampa. Pide que le muestren una moneda, que lleva impresa la imagen del César, y les dice: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»”, recordó el Papa, quien agregó que “estas palabras de Jesús se han convertido en algo de uso común, pero a veces se han utilizado de manera equivocada o al menos reductiva, para hablar de las relaciones entre Iglesia y Estado, entre cristianos y política”.

“A menudo se entienden como si Jesús quisiera separar a ‘César’ y a ‘Dios’, es decir, la realidad terrenal de la espiritual. Y a veces, también nosotros pensamos así: una cosa es la fe con sus prácticas y otra cosa, la vida de todos los días”, y “esto es una ‘esquizofrenia’, como si la fe no tuviera nada que ver con la vida concreta, con los desafíos de la sociedad, con la justicia social, con la política y etcétera”, advirtió Francisco, quien precisó que “en realidad, Jesús quiere ayudarnos a colocar al ‘César’ y a ‘Dios’ cada uno en su importancia”.

“Al César, es decir, a la política, a las instituciones civiles, a los procesos sociales y económicos, pertenece el cuidado del orden terrenal; y nosotros, que en esta realidad estamos inmersos, debemos restituir a la sociedad lo que nos ofrece a través de nuestra contribución de ciudadanos responsables, prestando atención a lo que se nos confía, promoviendo el derecho y la justicia en el mundo del trabajo, pagando honestamente los impuestos, comprometiéndonos por el bien común y etcétera. Pero, al mismo tiempo, Jesús afirma la realidad fundamental: que a Dios pertenece el hombre, todo el hombre y todo ser humano”, recalcó el Papa, quien explicó que “esto significa que nosotros no pertenecemos a ninguna realidad terrenal, a ningún ‘César’ de turno”.

“Somos del Señor y no debemos ser esclavos de ningún poder mundano. En la moneda, por lo tanto, está la imagen del emperador, pero Jesús nos recuerda que en nuestra vida está impresa la imagen de Dios, que nada ni nadie puede oscurecer. Al César pertenecen las cosas de este mundo, pero el hombre y el mundo mismo pertenecen a Dios: ¡no lo olvidemos! Comprendamos entonces que Jesús nos está devolviendo a cada uno de nosotros a la propia identidad”, exhortó Francisco.

“¿Nos acordamos de pertenecer al Señor, o nos dejamos modelar por las lógicas del mundo y hacemos del trabajo, de la política, del dinero, nuestros ídolos a adorar? Que la Virgen Santa nos ayude a reconocer y a honrar nuestra dignidad y la de todo ser humano”, concluyó el Papa, quien después de rezar el Angelus, reiteró su preocupación y su dolor por lo que está sucediendo en Israel y Palestina, aseguró sus oraciones y su cercanía a todos los que sufren a causa del conflicto, recordando la grave situación humanitaria en Gaza, e hizo un nuevo llamado a detener la guerra, dirigiendo su pensamiento también a Ucrania.

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