(Ciudad del Vaticano, 23 Sep. 2023). “En el actual mar de conflictos, estamos aquí para valorizar la contribución del Mediterráneo, para que vuelva a ser un laboratorio de paz. Porque esta es su vocación, ser un lugar donde países y realidades diferentes se encuentren sobre la base de la común humanidad que todos compartimos, y no de ideologías contrapuestas”, indicó el Papa Francisco en su discurso durante la sesión final de los “Encuentros del Mediterráneo”, que tuvo lugar esta mañana en el “Palais du Pharo” de Marsella.

“En efecto, el Mediterráneo no expresa un pensamiento uniforme e ideológico, sino un pensamiento polifacético y adherido a la realidad; un pensamiento vital, abierto y conciliador: un pensamiento comunitario”, recordó Francisco, quien invitó a escuchar el grito de los últimos. “Es desde allí que debemos partir de nuevo, desde el grito a menudo silencioso de los últimos”, porque “son rostros, no números”, recalcó el Papa, quien observó que “el cambio de paso de nuestras comunidades radica en tratarlos como hermanos cuyas historias debemos conocer, y no como problemas fastidiosos, expulsándolos”, y “radica en acogerlos, no en esconderlos; en integrarlos, no en desalojarlos; en darles dignidad”.

“Hay un grito de dolor que es el que más retumba de todos, y que está transformando el mare nostrum en mare mortuum, el Mediterráneo de cuna de la civilización en tumba de la dignidad. Es el grito ahogado de los hermanos y hermanas migrantes”, reiteró Francisco, quien en su intervención durante el momento de recogimiento con los líderes religiosos cerca del memorial dedicado a los marineros y migrantes perdidos en el mar, que tuvo lugar ayer en la tarde, advirtió que “no podemos resignarnos a ver seres humanos tratados como mercancía de cambio, aprisionados y torturados de manera atroz; ni seguir presenciando los dramas de los naufragios, provocados por contrabandos repugnantes y por el fanatismo de la indiferencia”.

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