(Ciudad del Vaticano, 20 Sep. 2023). “En el camino de catequesis sobre la pasión evangelizadora, es decir, el celo apostólico, hoy nos detenemos en el testimonio de san Daniel Comboni. Fue un apóstol lleno de celo por África. De esos pueblos escribió: ‘se han adueñado de mi corazón que vive solamente para ellos’, ‘moriré con África en mis labios’. ¡Es hermoso! Y a ellos se dirigió así: ‘el más feliz de mis días será en el que pueda dar la vida por ustedes’. Esta es la expresión de una persona enamorada de Dios y de los hermanos que servía en misión, a propósito de los cuales no se cansaba de recordar que ‘Jesucristo padeció y murió también por ellos’”, resaltó el Papa Francisco en la audiencia general de esta mañana.

“Lo afirmaba en un contexto caracterizado por el horror de la esclavitud, de la que era testigo. La esclavitud ‘cosifica’ al hombre, cuyo valor se reduce al ser útil a alguien o algo. Pero Jesús, Dios hecho hombre, ha elevado la dignidad de cada ser humano y ha desenmascarado la falsedad de toda esclavitud. Comboni, a la luz de Cristo, tomó conciencia del mal de la esclavitud; entendió, además, que la esclavitud social tiene sus raíces en una esclavitud más profunda, la del corazón, la del pecado, de la cual el Señor nos libera”, recalcó el Papa, quien indicó que “como cristianos, por tanto, estamos llamados a combatir contra toda forma de esclavitud”.

“Lamentablemente la esclavitud, así como el colonialismo, no es un recuerdo del pasado”, señaló Francisco, quien denunció que “en el África tan amada por Comboni, hoy desgarrada por tantos conflictos, tras el colonialismo político, se ha desatado un colonialismo económico, igualmente esclavizador”, un “drama ante el cual el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca”.

“Renuevo por tanto mi llamado: No toquen a África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear”, reiteró el Papa, quien recordó que “el sueño de Comboni es una Iglesia que hace causa común con los crucificados de la historia, para experimentar con ellos la resurrección”, e invitó a todos a pensar en “los crucificados de la historia de hoy: hombres, mujeres, niños, ancianos que son crucificados por historias de injusticia y de dominación”.

“Pensemos en ellos y recemos. Su testimonio parece repetirnos a todos nosotros, hombres y mujeres de Iglesia: ‘No se olviden de los pobres, ámenlos, porque en ellos está presente Jesús crucificado, esperando resucitar’. No se olviden de los pobres. Antes de venir aquí, he tenido una reunión con legisladores brasileños que trabajan por los pobres, que tratan de promover a los pobres con la asistencia y la justicia social. Y ellos no se olvidan de los pobres, trabajan por los pobres. A ustedes les digo: no se olviden de los pobres, porque serán ellos los que les abran la puerta del Cielo”, concluyó Francisco.

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