El Papa: “La Cuaresma es el tiempo para volver a Dios y a los hermanos. Cada presunción de autosuficiencia es falsa e idolatrar el yo es destructivo y nos encierra en la jaula de la soledad”

El Papa: “La Cuaresma es el tiempo para volver a Dios y a los hermanos. Cada presunción de autosuficiencia es falsa e idolatrar el yo es destructivo y nos encierra en la jaula de la soledad”

(Ciudad del Vaticano, 23 Feb. 2023). “La Cuaresma ciertamente es el tiempo favorable para volver a lo esencial, para despojarnos de lo que nos pesa, para reconciliarnos con Dios, para reavivar el fuego del Espíritu Santo que habita escondido entre las cenizas de nuestra frágil humanidad. Volver a lo esencial. Es el tiempo de gracia para llevar a cabo lo que el Señor nos ha pedido en el primer versículo de la Palabra que hemos escuchado: «Vuelvan a mí de todo corazón». Volver a lo esencial, que es el Señor”, indicó el Papa Francisco en su homilía durante la Santa Misa con el rito de la bendición y la imposición de las cenizas, que presidió este miércoles en la tarde en la Basílica de Santa Sabina.

“El rito de la ceniza nos introduce en este camino de regreso, nos invita a volver a lo que realmente somos y a volver a Dios y a los hermanos”, recalcó el Papa, quien enfatizó que la Cuaresma es “el tiempo para que recordemos quién es el Creador y quién la criatura; para proclamar que sólo Dios es el Señor; para desnudarnos de la pretensión de bastarnos a nosotros mismos y del afán de ponernos en el centro, de ser los primeros de la clase, de pensar que sólo con nuestras capacidades podemos ser protagonistas de la vida y trasformar el mundo que nos rodea”.

“Si volvemos a la verdad de lo que somos y nos damos cuenta de que nuestro yo no es autosuficiente, entonces descubrimos que existimos gracias a las relaciones, tanto la originaria con el Señor como las vitales con los demás. Así, la ceniza que hoy recibimos en la cabeza nos dice que cada presunción de autosuficiencia es falsa y que idolatrar el yo es destructivo y nos encierra en la jaula de la soledad; mirarse al espejo imaginando ser perfectos, imaginando ser el centro del mundo”, observó Francisco, quien indicó que la Cuaresma es “el tiempo favorable para reavivar nuestras relaciones con Dios y con los demás; para abrirnos en el silencio a la oración y a salir del baluarte de nuestro yo cerrado; para romper las cadenas del individualismo y del aislamiento y redescubrir, a través del encuentro y la escucha, quién es el que camina a nuestro lado cada día, y volver a aprender a amarlo como hermano o hermana”.

“Hermanos y hermanas, no desperdiciemos la gracia de este tiempo santo. Fijemos nuestra mirada en el Crucificado y caminemos. Respondamos con generosidad a las llamadas fuertes de la Cuaresma. Y al final del trayecto encontraremos con más alegría al Señor de la vida; lo encontraremos a Él, al único que nos hará resurgir de nuestras cenizas”, concluyó el Pontífice.

Foto © Vatican Media

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