(Ciudad del Vaticano, 8 Ene. 2023). “Haciéndose bautizar, Jesús nos revela la justicia de Dios, la justicia que Él vino a traer al mundo”, explicó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus, en la fiesta del Bautismo del Señor.

“Nosotros muchas veces tenemos una idea estrecha de justicia y pensamos que significa: quien se equivoca, paga”, pero la justicia de Dios “es mucho más grande: no tiene como fin la condena del culpable, sino su salvación, su renacimiento”, recalcó el Papa, quien resaltó que “es una justicia que nace del amor, de esas entrañas de compasión y misericordia que son el corazón mismo de Dios, el Padre que se conmueve cuando nos oprime el mal y caemos bajo el peso del pecado y de la fragilidad”.

“La justicia de Dios, por tanto, no quiere distribuir penas y castigos, sino que, como afirma el apóstol Pablo, consiste en hacer justos a sus hijos, liberándonos de los lazos del mal, sanándonos, levantándonos”, recordó Francisco, quien subrayó que, dejándose bautizar por Juan a orillas del Jordán, Jesús “nos muestra que la verdadera justicia de Dios es la misericordia que salva, el amor que comparte nuestra condición humana, se hace cercano, comprensivo con nuestro dolor, entrando en nuestras tinieblas para traer la luz”, y exhortó a ejercer así la justicia, “no con la dureza de quien juzga y condena dividiendo a las personas en buenas y malas, sino con la misericordia de quien acoge compartiendo las heridas y las fragilidades de las hermanas y los hermanos, para levantarlos”.

“No dividir, sino compartir. Hagamos como Jesús: compartamos, llevemos las cargas unos de otros, en lugar de hablar mal y dividir, mirémonos con compasión, ayudémonos. Preguntémonos: ¿Divido o comparto? ¿Soy discípulo del amor o del chismorreo? El chismorreo es un arma letal”, reiteró el Pontífice.

Foto © Vatican Media