El Papa: “Adoremos a Dios y no a nuestro yo y a los falsos ídolos que nos seducen con la fascinación del prestigio y del poder”

El Papa: “Adoremos a Dios y no a nuestro yo y a los falsos ídolos que nos seducen con la fascinación del prestigio y del poder”

(Ciudad del Vaticano, 6 Ene. 2023). “Jesús, como una estrella que se eleva, viene a iluminar a todos los pueblos y a alumbrar las noches de la humanidad”, recalcó el Papa Francisco en su homilía durante la Santa Misa de la solemnidad de la Epifanía del Señor, que presidió esta mañana en la Basílica de San Pedro.

“Junto con los Magos, hoy también nosotros, alzando la mirada al cielo, nos preguntamos: ‘¿Dónde está el que acaba de nacer?’. Es decir, ¿cuál es el lugar en el que podemos encontrar a nuestro Señor? De la experiencia de los Magos, comprendemos que el primer ‘lugar’ donde Él quiere ser buscado es en la inquietud de las preguntas”, indicó el Papa, quien explicó que “el camino de la fe comienza cuando, con la gracia de Dios, damos espacio a la inquietud que nos mantiene despiertos; cuando nos dejamos interrogar, cuando no nos conformamos con la tranquilidad de nuestros hábitos, sino que nos la jugamos, nos arriesgamos en los desafíos de cada día; cuando dejamos de mantenernos en un espacio neutral y nos decidimos a vivir en los espacios incómodos de la vida, hechos de relaciones con los demás, de sorpresas, de imprevistos, de proyectos que sacar adelante, de sueños que realizar, de miedos que afrontar, de sufrimientos que hieren la carne”.

“Pero sucede que el clima que respiramos cada día ofrece ‘tranquilizantes del alma’, sustitutos para sedar, para sedar nuestra inquietud y apagar esas preguntas, desde los productos del consumismo a las seducciones del placer, desde los debates sensacionalistas hasta la idolatría del bienestar; todo parece decirnos: no pienses mucho, deja que pasen, disfruta la vida. Frecuentemente buscamos acomodar el corazón en la caja fuerte de la comodidad”, pero “si los Magos hubieran hecho esto no habrían encontrado nunca al Señor”, observó Francisco, quien indicó que “el segundo ‘lugar’ donde podemos encontrar al Señor es el riesgo del camino”, pues “los interrogantes, incluso espirituales, si no nos ponemos en camino, si no dirigimos nuestro movimiento interior hacia el rostro de Dios y la belleza de su Palabra, pueden inducirnos a la frustración y a la desolación”.

“Lo mismo sucede con nuestra fe, sin un camino continuo y un diálogo constante con el Señor, sin la escucha de la Palabra, sin la perseverancia, no se puede crecer. Una mera noción de Dios y alguna oración que calma la conciencia no son suficientes; es necesario hacerse discípulos que siguen a Jesús y su Evangelio, hablarlo todo con Él en la oración, buscarlo en las situaciones cotidianas y en el rostro de los hermanos. Desde Abrahán, que se puso en camino hacia una tierra desconocida, hasta los Magos, que siguieron una estrella, la fe es un camino, la fe es una peregrinación, la fe es una historia en la que hay que comenzar siempre de nuevo”, insistió el Pontífice, quien reiteró que “la fe, si permanece estática, no crece”, y advirtió que “no podemos reducirla a una mera devoción personal o confinarla entre los muros de los templos, sino que es necesario manifestarla, vivirla marchando de forma constante hacia Dios y hacia los hermanos”.

“Finalmente, después de la inquietud de las preguntas y el riesgo del camino, el tercer ‘lugar’ donde hallamos al Señor es el asombro de la adoración”, indicó el Papa. “Adoremos a Dios y no a nuestro yo; adoremos a Dios y no a los falsos ídolos que nos seducen con la fascinación del prestigio y del poder, con la fascinación de las falsas noticias; adoremos a Dios para no inclinarnos ante las cosas que pasan ni ante las lógicas seductoras y vacías del mal. Hermanos, hermanas, ¡abramos el corazón a la inquietud, pidamos el valor para avanzar en el camino y finalicemos en la adoración! No tengamos miedo, es el recorrido de los Magos, es el recorrido de todos los santos de la historia, recibir las inquietudes, ponerse en camino y adorar. Hermanos y hermanas, no dejemos que se apague en nosotros la inquietud de las preguntas, no detengamos nuestro caminar cediendo a la apatía o a la comodidad; y rindámonos, encontrándonos con el Señor, al asombro de la adoración. Entonces descubriremos que una luz ilumina también las noches más oscuras, es Jesús, la estrella radiante de la mañana, el sol de justicia, el fulgor misericordioso de Dios, que ama a todos los hombres y a todos los pueblos de la tierra”, concluyó Francisco.

Foto © Vatican Media

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