El Papa: “La escuela en su conjunto se debe configurar como una lección de vida en la que se integran distintos elementos, en íntima colaboración con la familia y la sociedad”

El Papa: “La escuela en su conjunto se debe configurar como una lección de vida en la que se integran distintos elementos, en íntima colaboración con la familia y la sociedad”

(Ciudad del Vaticano, 1 Dic. 2022). “Para la sociedad, la educación es ciertamente un deber ineludible, y en muchos casos un desafío acuciante”, observa el Papa Francisco en su carta a los participantes en el Congreso Mundial de la Educación Católica, que se celebra en Marsella del 1 al 3 de diciembre, y en el que participan exponentes de “esta parte esencial de la vida de la Iglesia”, llegados de todas las partes de mundo.

“Para el cristiano es, además, una forma de participación en la función profética que Jesús dejó a su Iglesia. Por tanto, cuando nos acercamos a la educación no podemos hacerlo pensando en algo meramente humano, centrando la cuestión en programas, capacitaciones, recursos, ámbitos de recepción, ya que la vocación cristiana nos pide dar voz a una Palabra que no es nuestra, que nos supera, que nos trasciende”, recuerda Francisco, precisando que “lógicamente la enseñanza de la escuela católica no se limita a cuestiones confesionales y los contenidos están abiertos a todas las ramas del saber y a cualquier persona que busque esta instrucción”, pero “del mismo modo que decimos que la actividad de la escuela no puede reducirse a impartir materias, sino a formar personas en su integridad; al hablar de la escuela católica, es igualmente irrenunciable ese componente profético, que no sólo da al hombre la aptitud para adquirir unos conocimientos, sino también para conocerse a sí mismo y para reconocerse como un ser capaz de amar y ser amado”.

“Con ello no hablamos de proselitismo, ni mucho menos de excluir de nuestras escuelas a los que no piensan como nosotros. Lo que quiero decir es que la escuela en su conjunto se configure como una lección de vida en la que se integran distintos elementos, en íntima colaboración con otras instancias, como la familia o la sociedad. De ese modo, en lo cotidiano, en lo imperceptible, en lo vivido, la identidad de nuestras escuelas conseguirá hacerse presente y entablar un diálogo, ser una palabra que pueda, al mismo tiempo, ser interpelante para las personas de fe y tender puentes de diálogo con los no creyentes”, indica el Papa.

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