(Ciudad del Vaticano, 27 Nov. 2022). “En el Evangelio de la Liturgia de hoy escuchamos una hermosa promesa que nos introduce en el Tiempo de Adviento: ‘Vendrá tu Señor’. Este es el fundamento de nuestra esperanza, es lo que nos sostiene incluso en los momentos más difíciles y dolorosos de nuestra vida: Dios viene”, recalcó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus.

“No lo olvidemos nunca. Siempre el Señor viene, nos visita, se hace cercano, y volverá al final de los tiempos para acogernos en su abrazo”, recordó el Papa, quien agregó que “ante esta palabra, nos preguntamos: ¿cómo viene el Señor? y ¿cómo lo reconocemos y acogemos?”.

“Muchas veces hemos oído decir que el Señor está presente en nuestro camino, que nos acompaña y nos habla. Pero tal vez, distraídos como estamos por tantas cosas, esta verdad nos queda sólo en teoría” o “nos imaginamos que el Señor viene de una manera llamativa, tal vez a través de algún signo prodigioso”, observó Francisco, quien explicó que “Dios se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida”.

“No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas”, como “en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos. Justo ahí está el Señor, llamándonos, hablándonos e inspirando nuestras acciones”, reiteró el Pontífice, quien indicó que “debemos estar despiertos, alertas, vigilantes”, pues “Jesús nos advierte” que “existe el peligro de no darse cuenta de su venida y no estar preparados para su visita”.

“Hermanos y hermanas, en este tiempo de Adviento, ¡sacudamos el letargo y despertemos del sueño! Preguntémonos: ¿soy consciente de lo que vivo, estoy alerta, estoy despierto? ¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas? Si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos”, advirtió el Papa.

“Por lo tanto, hermanos y hermanas, ¡permanezcamos atentos!”, exhortó Francisco, quien concluyó pidiendo “que la Virgen Santa, Mujer de la espera, que supo captar el paso de Dios en la vida humilde y oculta de Nazaret y lo acogió en su seno, nos ayude”.

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