El Papa: “La paz hay que construirla y como toda construcción, requiere compromiso, colaboración, paciencia. Ser constructores de paz en la vida de cada día”

El Papa: “La paz hay que construirla y como toda construcción, requiere compromiso, colaboración, paciencia. Ser constructores de paz en la vida de cada día”

(Ciudad del Vaticano, 1 Nov. 2022). “Hoy festejamos a todos los Santos y podríamos tener una impresión errónea: podríamos pensar que celebramos a aquellas hermanas y a aquellos hermanos que en vida han sido perfectos, siempre rectos, precisos, incluso ‘almidonados’. En cambio, el Evangelio de hoy desmiente esta versión estereotipada, esta ‘santidad de estampa’. De hecho, las Bienaventuranzas de Jesús, que son el carné de identidad de los santos, muestran todo lo contrario: ¡hablan de una vida a contracorriente, de una vida revolucionaria! Los santos son los verdaderos revolucionarios”, recalcó el Papa Francisco este mediodía en su meditación previa al Angelus.

“Tomemos, por ejemplo, una bienaventuranza muy actual: «Bienaventurados los que trabajan por la paz», y veamos cómo la paz de Jesús es muy diferente de lo que imaginamos. Todos deseamos la paz, pero a menudo lo que nosotros queremos no es precisamente la paz, es estar en paz, que nos dejen en paz, no tener problemas sino tranquilidad. Jesús, en cambio, no llama bienaventurados a los tranquilos, a aquellos que están en paz, sino a aquellos que hacen la paz y luchan por hacer la paz, a los constructores, a los que trabajan por la paz”, explicó el Papa, quien indicó que “de hecho, la paz hay que construirla y como toda construcción, requiere compromiso, colaboración, paciencia”.

“¿Cómo convertirse, entonces, en alguien que trabaja por la paz? Ante todo, es necesario desarmar el corazón. Sí, porque estamos todos equipados con pensamientos agresivos, uno contra otro, con palabras cortantes y pensamos en defendernos con el alambre de espino de la queja y con los muros de cemento de la indiferencia; y entre quejas e indiferencia nos defendemos, pero esto no es la paz, esto es la guerra”, señaló Francisco, subrayando que “la semilla de la paz pide que se desmilitarice el campo del corazón”.

“Hermanos y hermanas, mirémonos dentro y preguntémonos: ¿Somos constructores de paz? ¿Allí donde vivimos, estudiamos y trabajamos, llevamos tensión, palabras que hieren, chácharas que envenenan, polémicas que dividen? O ¿abrimos la vía de la paz: perdonamos a quien nos ha ofendido, nos ocupamos de los que se encuentran en los márgenes, reparamos alguna injusticia ayudando a quien menos tiene? Esto se llama construir la paz. Puede surgir una última pregunta, que vale para todas las bienaventuranzas: ¿Conviene vivir así? ¿No es perdedor? Es Jesús quien nos da la respuesta: los que trabajan por la paz «serán llamados hijos de Dios»: en el mundo parecen fuera de lugar, porque no ceden a la lógica del poder y del predominio, en el Cielo serán los más cercanos a Dios, los más parecidos a Él. Pero, en realidad, también aquí, el que prevarica se queda con las manos vacías, mientras el que ama a todos y no hiere a nadie gana: como dice el Salmo, ‘el pacífico tendrá porvenir’. Que la Virgen María, Reina de todos los santos, nos ayude a ser constructores de paz en la vida de cada día”, concluyó el Pontífice.

Foto © Vatican Media

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