El Papa Francisco exhorta: “Ser una Iglesia sin cadenas y sin muros, en la que todos puedan sentirse acogidos y acompañados. En la Iglesia hay lugar para todos”

El Papa Francisco exhorta: “Ser una Iglesia sin cadenas y sin muros, en la que todos puedan sentirse acogidos y acompañados. En la Iglesia hay lugar para todos”

(Ciudad del Vaticano, 29 Jun. 2022). “Experimentamos todavía muchas resistencias interiores que no nos permiten ponernos en marcha. Muchas resistencias. A veces, como Iglesia, nos abruma la pereza y preferimos quedarnos sentados a contemplar las pocas cosas seguras que poseemos, en lugar de levantarnos para dirigir nuestra mirada hacia nuevos horizontes, hacia el mar abierto”, observó el Papa Francisco en su homilía durante la Santa Misa y bendición de los palios para los nuevos arzobispos metropolitanos, que presidió esta mañana en la Basílica de San Pedro.

“De este modo nos deslizamos hacia la mediocridad espiritual, corremos el riesgo de ‘sólo tratar de arreglárnoslas’ incluso en la vida pastoral, el entusiasmo por la misión disminuye y, en lugar de ser un signo de vitalidad y creatividad, acabamos dando una impresión de tibieza e inercia. En consecuencia, la gran corriente de novedad y vida que es el Evangelio, como escribía el padre de Lubac, se convierte, en nuestras manos, en una fe que «cae en el formalismo y la costumbre, religión de ceremonias y de devociones, de ornamentos y de consuelos vulgares. Cristianismo clerical, cristianismo formalista, cristianismo apagado y endurecido»”, advirtió Francisco, indicando que “el Sínodo que estamos celebrando nos llama a convertirnos en una Iglesia que se levanta, que no se encierra en sí misma, sino que es capaz de mirar más allá, de salir de sus propias prisiones al encuentro del mundo”.

“Abramos las puertas, es el Señor quien llama”, para ser “una Iglesia sin cadenas y sin muros, en la que todos puedan sentirse acogidos y acompañados, en la que se cultive el arte de la escucha, del diálogo, de la participación, bajo la única autoridad del Espíritu Santo”, para ser “una Iglesia libre y humilde, que ‘se levanta rápido’, que no posterga, que no acumula retrasos ante los desafíos del ahora, que no se detiene en los recintos sagrados, sino que se deja animar por la pasión del anuncio del Evangelio y el deseo de llegar a todos y de acoger a todos”, exhortó el Papa, recalcando la importancia de no olvidar esta palabra, “¡todos! ”.

“Esta palabra del Señor debe resonar en la mente y en el corazón, todos, en la Iglesia hay lugar para todos. Muchas veces nosotros nos convertimos en una Iglesia de puertas abiertas, pero para despedir y para condenar a la gente. Ayer uno de ustedes me decía: ‘Para la Iglesia este no es el tiempo de las despedidas, es el tiempo de la acogida’. ‘Pero no vinieron al banquete’ – Vayan al cruce de los caminos y traigan a todos, a todos – ‘Pero son pecadores’ – ¡Traigan a todos!”, insistió el Pontífice.

Foto © Vatican Media

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