(Ciudad del Vaticano, 1 Jun. 2022). “En todo proceso educativo se debe poner siempre a las personas en el centro y enfocarse en lo esencial, todo lo demás es secundario, pero sin dejar nunca las raíces ni la esperanza del futuro”, indicó el Papa Francisco en su saludo a los participantes en el Congreso internacional sobre las “Líneas de Desarrollo del Pacto Educativo Global”, a quienes recibió en audiencia esta mañana.

“Otro elemento fundamental es invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad”, agregó el Papa, quien recalcó que la tradición debe ser respetada y preservada. “En efecto, la educación está siempre enraizada en un pasado, pero no para detenerse: tiende a ‘una proyectualidad a largo plazo’, donde lo antiguo y lo nuevo se unen en la composición de un nuevo humanismo”, observó Francisco, quien advirtió que, sin embargo, existe el riesgo de ir hacia atrás.

Por otro lado, “es fundamental educar para el servicio”, prestando una atención especial a “los segmentos frágiles de la sociedad que hay que defender, rechazando la tentación del descarte, de la marginación”, enfatizó Francisco, quien señaló que “la cultura del descarte nos quiere hacer creer que cuando algo ya no funciona bien, hay que botarlo y cambiarlo”, y “así se hace con los bienes de consumo”, y se termina haciéndolo “también con las personas”.

“Por ejemplo, si un matrimonio ya no funciona, se cambia; si una amistad ya no va bien, se corta; si un anciano ya no es autónomo, se descarta. En cambio, la fragilidad es sinónimo de preciosidad: los ancianos y los jóvenes son como jarrones delicados que hay que custodiar con cuidado. Ambos son frágiles”, recordó el Pontífice, quien exhortó a no callar las verdades sobre Dios.

“Callar las verdades sobre Dios por respeto a los que no creen, sería, en el campo educativo, como quemar los libros por respeto a los que no piensan, borrar las obras de arte por respeto a los que no ven, o la música por respeto a los que no oyen”, observó el Papa.