El Papa a los Magistrados: “Escuchar el grito de los que no tienen voz. La justicia siempre debe acompañar la búsqueda de la paz, que presupone la verdad y la libertad”

El Papa a los Magistrados: “Escuchar el grito de los que no tienen voz. La justicia siempre debe acompañar la búsqueda de la paz, que presupone la verdad y la libertad”

(Ciudad del Vaticano, 8 Abr. 2022). “Escuchar el grito de los que no tienen voz y sufren una injusticia los ayuda a transformar el poder que han recibido” en un “servicio a favor de la dignidad de la persona humana y del bien común”, les dijo el Papa Francisco a los miembros del Consejo Superior de la Magistratura de Italia, a quienes recibió en audiencia esta mañana.

“La justicia se define como la voluntad de dar a cada uno lo que le es debido. Sin embargo, a lo largo de la historia, hay diferentes formas con las que la administración de justicia ha establecido ‘lo que es debido’: según el mérito, según las necesidades, según las capacidades, según su utilidad. Para la tradición bíblica, lo debido es reconocer la dignidad humana como sagrada e inviolable”, recalcó el Papa, quien recordó que el arte clásico ha representado a la justicia como una mujer con los ojos vendados que sostiene una balanza con los platillos en equilibrio, “expresando así de forma alegórica la igualdad, la justa proporción y la imparcialidad requeridas en el ejercicio de la justicia”.

“Ninguna reforma política de la justicia puede cambiar la vida de quienes la administran, si antes no se elige ante la propia conciencia ‘para quién’, ‘cómo’ y ‘por qué’ hacer justicia. Es una decisión de la propia conciencia. Así enseñaba Santa Catalina de Siena, cuando decía que, para reformar, primero hay que reformarse a sí mismos”, resaltó Francisco, quien indicó que la pregunta sobre “para quién administrar justicia ilumina siempre una relación con ese ‘tú’, ese ‘rostro’, al que se le debe una respuesta: a la persona del reo que hay que rehabilitar, a la víctima con su dolor que hay que acompañar, a quienes contienden sobre derechos y obligaciones, al trabajador de la justicia que hay que responsabilizar y, en general, a todo ciudadano que hay que educar y sensibilizar”.

“Por eso, la cultura de la justicia reparadora es el único antídoto verdadero contra la venganza y el olvido, porque busca la recomposición de los vínculos rotos y permite la recuperación de la tierra manchada por la sangre del hermano”, reiteró Francisco, recordando que este es el camino que, siguiendo la enseñanza social de la Iglesia, quiso indicar en su Encíclica “Fratelli tutti”, “como condición para la fraternidad y la amistad social”.

“¿Cómo no pensar en nuestra época histórica de globalización difundida, en la que la humanidad se encuentra cada vez más interconectada y, sin embargo, cada vez más fragmentada en una miríada de soledades existenciales?”, observó el Papa, quien recalcó que la propuesta de la visión bíblica “es la imagen de una identidad fraterna de toda la humanidad, entendida como ‘familia humana’”.

“Una familia en la cual reconocerse como hermanos es una tarea en la que hay que trabajar juntos y sin cesar”, enfatizó Francisco, quien concluyó indicando que “la justicia siempre debe acompañar la búsqueda de la paz, que presupone la verdad y la libertad”.

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