(Ciudad del Vaticano, 18 Mar. 2022). “Lo que estamos viviendo en estas últimas semanas no es lo que esperábamos después de la difícil emergencia sanitaria provocada por la pandemia, que nos hizo experimentar un signo de impotencia y de temor, junto a la condición de fragilidad de nuestra existencia. La tragedia de la guerra que está teniendo lugar en el corazón de Europa nos deja atónitos; nunca habríamos pensado volver a ver escenas semejantes, que recuerdan los grandes conflictos bélicos del siglo pasado. El grito desgarrador de ayuda de nuestros hermanos ucranianos nos impulsa, como Comunidad de creyentes, no solo a reflexionar seriamente, sino a llorar con ellos y a hacer algo por ellos; a compartir la angustia de un pueblo herido en su  identidad, en su historia y tradición”, indica el Papa Francisco en su mensaje con ocasión de la tercera edición de las Jornadas Sociales Católicas Europeas, que tienen lugar esta semana en Bratislava.

“La sangre y las lágrimas de los niños, el sufrimiento de mujeres y hombres que están defendienco su propia tierra o huyendo de las bombas sacuden nuestra conciencia. Una vez más, la humanidad se ve amenazada por un abuso perverso del poder y de los intereses de parte, que condena a gente indefensa a sufrir toda forma de violencia brutal”, señala el Papa, quien exhorta a seguir rezando “para que quienes tienen en sus manos el destino de las naciones no dejen nada por hacer para detener la guerra y abrir un diálogo constructivo para ponerle fin a la enorme tragedia humanitaria que está provocando”.

“Hoy más que nunca, urge revisar el estilo y la eficacia del ars politica. Ante los muchos cambios a los que estamos asistiendo a nivel internacional, es un deber ‘hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social’”, recalca Francisco, reiterando lo que indica en su Encíclica “Fratelli tutti” sobre la fraternidad y la amistad social. “Que la guerra, que deja al mundo peor y es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa frente a las fuerzas del mal, suscite en este sentido una reacción opuesta, un compromiso para refundar una arquitectura de paz a nivel global, donde la casa europea, nacida para garantizar la paz después de las guerras mundiales, tenga un rol primordial”, exhorta el Papa.